Australia sufrió el domingo una de las masacres más mortíferas de su historia cuando dos hombres armados abrieron fuego en una celebración judía en la playa Bondi de Sídney. Al menos 16 personas murieron, incluido uno de los presuntos tiradores, y más de 40 resultaron heridas. Entre las víctimas se encuentran un niño de 10 años, un sobreviviente del Holocausto y un rabino nacido en Londres.
Los presuntos pistoleros detrás del ataque son un padre y un hijo, sospechosos de utilizar armas de fuego compradas legalmente en la masacre. Uno de los sospechosos, Naveed Akram, de 24 años, era conocido por la policía y las agencias de seguridad de Nueva Gales del Sur. El primer ministro australiano, Anthony Albanese, enfrenta interrogantes sobre la reforma de la ley de armas y las fallas de seguridad mientras el país se recupera del ataque.
Lucy Hough habla con el reportero senior de Guardian Australia Ben Doherty – ver en YouTube